Aunque estamos lejos del Día Mundial de la Copia de Seguridad no está de más que le dediquemos un momento a valorar si estamos siendo prudentes a la hora de resguardar el activo más importante de nuestra infraestructura informática: los datos.
Si perdemos, se estropea o falla cualquier otro elemento (CPU, discos duros, pantallas…) lo podremos solventar de una forma más o menos rápida y empleando más o menos dinero, pero ¡ay de nosotros si lo que sufre el percance son los datos y no hemos sido precavidos!
Sin entrar en temas legales (se ha de tener muy presente el Real Decreto 1720/2007, que establece los requisitos que se han de cumplir para las copias de respaldo y recuperación de datos de nivel bajo y medio y para los de nivel alto) la simple necesidad de una paz de espíritu nos ha de llevar a planificar correctamente una política de copias de seguridad que nos cubra ante los percances que puedan ocurrir.
En teoría es fácil: simplemente hay que copiar lo que nos interesa conservar en otro lugar. Pero la implementación real de esta política no es tan sencilla y necesita responder, al menos, a las siguientes preguntas:
Aunque en el ámbito doméstico se suele asimilar la copia de seguridad al mero replicado de los ficheros que nos interesan (fotos, música…) en otro lugar distinto, cuando estamos en la esfera de la actividad profesional esto cambia. En el post de hoy abordaré las dos primeras preguntas.
¿Qué hemos de copiar y qué tipo de copia de seguridad se hará?
Lo primero que se ha de tener en cuenta es que es muy recomendable tener una copia completa del sistema que se quiere resguardar, es decir, una snapshot (que podemos asimilar a una foto fija del estado del sistema a proteger). Con esto garantizamos que podemos “resucitar” el sistema para dejarlo tal y como estaba en la fecha de realización.
Sin embargo, este tipo de copia intensiva en espacio de almacenamiento (es un duplicado exacto) y tiempo de cálculo (consume recursos del sistema) no es factible hacerla todos los días. Por ello, es recomendable adoptar un segundo nivel de copia, como puede ser la copia incremental. En este tipo de copias solo se actualizan los ficheros modificados desde la última copia realizada. Es decir, si a lo largo del día se han generado o modificado 19 ficheros PDF, la copia incremental solo tendrá en cuenta estos 19 documentos.
¿Cada cuánto se ha de realizar la copia de seguridad?
Para abordar la cuestión de la periodicidad de las copias, podemos adoptar un esquema en el que, a partir de una foto fija del sistema, se añadan de forma incremental, los cambios que se vayan produciendo. Estos cambios se registrarán en dos pasos, para minimizar los tiempos de realización de las copias y, en su caso, de recuperación.
El primer paso es realizar una copia incremental sobre la snapshot mientras que el segundo es realizar una copia incremental sobre la anterior copia incremental. Suena raro ¿verdad? Si ponemos fechas, la lógica de este esquema semanal se ve claramente.
Es decir, que para un mes de cuatro semanas, que empezase en lunes (febrero, para entendernos), tendríamos:
En el caso de que se produzca un incidente, lo que hay que hacer es recuperar los ficheros de la snapshot del mes correspondiente, después la copia de nivel 1 de la semana y por último, la última copia de nivel 2 realizada.
La mala noticia es que lleva tiempo planificar estas políticas. La buena noticia es que, una vez hecho, el proceso de realización de copias es casi automático. Y si usted es gestor administrativo, además, el equipo de SIGA le puede asesorar en este ámbito y pone a su disposición el servicio Cloud Backup de almacenamiento en la nube que cumple con la normativa de la LOPD. Algo que Dropbox y similares no le garantiza.
No te quedes con ninguna duda: consulta con tu gestor administrativo.
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